Como conventuales hablamos en nombre de algo más grande que nosotros. No somos una colección de voces individuales, sino un coro que armoniza para promover el Reino. Francisco entendió a los hombres que vinieron a seguirlo como un regalo del Señor; ¡recibió y celebró ese regalo! La vida de los frailes en fraternidad es el corazón de nuestro carisma y existe como nuestra misión principal. La vida comunitaria, en la visión franciscana, es un fin en sí mismo.