A principios de septiembre de 2022, tuve la suerte de poder hacer mi retiro anual en Líbano con los hermanos de la Custodia de Oriente y Tierra Santa.
Uno de mis pasajes para la meditación personal me llegó de David STEINDL-RAST, un monje benedictino, que escribe en su libro “The Way of Silence: Engaging the Sacred in Daily Life” (La senda del silencio: el compromiso con lo Sagrado en la vida cotidiana):
“Mientras corrijo un manuscrito, es mejor que tenga mi mente en el texto, no en Dios. Si mi mente está dividida entre estas dos cosas, las erratas se deslizan como pececillos por una red rota. Dios estará presente precisamente en la atención amorosa que preste al trabajo que se me ha confiado. Al entregarme plenamente y con amor a ese trabajo, me entrego plenamente a Dios. Esto ocurre no sólo en lo que se refiere al trabajo, sino también en el juego, por ejemplo, mientras observo las aves o miro una buena película. Dios debe disfrutarlo en mí, cuando yo lo disfruto en Dios. ¿No es esta comunión la esencia de la oración?”.
Estas palabras me ayudaron a apreciar mejor la organización del retiro por parte de Fray Felician TAMAȘ, las reflexiones ofrecidas por Fray Virgil BLAJ, el tiempo que pasé conociendo a los hermanos estando a la mesa, la adoración eucarística, mis paseos por un paisaje desconocido y las tardes comunitarias de “frisbee” gracias a la amabilidad de Fray Andrew HOCHSTEDLER.
Antes del retiro, en una reunión sobre Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) con el Definitorio custodial, se me invitó a reflexionar más profundamente sobre el significado de JPIC como el ADN de los franciscanos. Cada uno de los hermanos de la Custodia inspiró mis reflexiones escritas, un fruto nacido en mí durante nuestro tiempo de ejercicios espirituales. En las próximas semanas me dedicaré a mejorar y corregir mi texto, cuidando que no se me escapen las erratas “por mi red”, y en Adviento compartiré este trabajo con los hermanos de la Orden.
– Fray Michael Lasky OFM Conv.